
Según informa Europa Press, esta medida afectará a tres proyectos en Castilla-La Mancha, dos de ellos autorizados por el anterior Ejecutivo autonómico y otro más por el Gobierno estatal.
De esta manera, los proyectos deberán ir acompañados de estudio geológico atendiendo a la calidad de aire, del agua, presencia de metano, usos del suelo y biodiversidad del mismo que podría verse afectada.
También, el operador deberá garantizar un diseño y construcción adecuada y pruebas de integridad que deberán de ser evaluadas por un tercero independiente, así como un informe de seguridad ambiental.
Deberán hacerse cargo de la clausura del pozo para evitar derrames, presentar planes de gestión detallando la procedencia de recursos hídricos e incluir impacto acústico y estudio de sismología.
Además, la Junta podrá solicitar una evaluación de impacto de salud que cubra las condiciones de la utilización y las responsabilidades potenciales de cualquier tipo de daño.